Después de un tiempo de silencio vuelvo a escribir, pues ya no puedo dejar más cosas en mi interior.
"Pieles" de Eduardo Casanova (2017) ha sido la elegida para romper este letargo.
Ya iba siendo hora de sacar a relucir temas tabú en la sociedad. Temas que hasta el momento solamente se trataban en películas fantásticas, de terror o documentales.
Cuando ves el film sientes muchas cosas a distintos niveles, es como un vómito de ideas, conceptos, teorías, influencias y ganas de gritar. Pero vamos a ir por partes.
La película comienza con un prólogo un tanto inquietante, envuelto en una estética naíf que será la marca de la película, su ritmo. Un bonito envoltorio, lleno de referencias trash, para un discurso más oscuro, incluso político.
El joven director, siguiendo la estela de Joel-Peter Witkin, propondrá buscar en la carne deforme la presencia de "lo sagrado", proporcionando un papel principal a todo aquello excluido de los discursos dominantes.
JOEL-PETER WITKIN
FACE OF A WOMAN, 2004
FACE OF A WOMAN, 2004
Lo deforme a lo largo de la historia ha quedado en un segundo o tercer plano, siempre a buen recaudo. Al igual que lo macabro o la pornografía. Pero en este caso se expone, como si de un escaparate se tratase. Algo que queda muy patente desde la primera secuencia, una venta por catálogo de deformidades, tanto físicas como mentales.
Se puede observar un esfuerzo por reivindicar la diferencia, pero esta vez como lo que servirá para conseguir los resultados; un camino de sufrimiento, aceptación y superación que nos guiará a la obtención de los frutos tan deseados. Hablamos de libertad, de la libertad a elegir tengas cara de culo o no.
Sin duda Casanova nos despliega todo el universo que dejó entrever en sus cortos, aunque según mi opinión, en ocasiones resulta un tanto redundante y torpe (por algunos planos innecesarios y repeticiones del mensaje) aunque no por ello resulta menos apetecible.
Aunque sus cuerpos no tienen una fuerza comparable a los del openning de "Nocturnal Animals" (Tom Ford, 2016), estos vienen pisando fuerte, dejando claro que están aquí y que han venido para quedarse, no piensan volver a la oscuridad ahora que alguien los ha puesto en un magnífico catálogo del IKEA, así hasta la persona más aprensiva digerirá malformaciones, pornografía y muerte.
Nocturnal Animals (Tom Ford, 2016)
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