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La espada y el dragón ( Ilya Muromets; Ptushko, A. 1956)




                   Durante la época soviética bien es conocido el florecimiento que se produjo de una tipología muy concreta de cine: la ciencia ficción, pasando por alto muchas veces la otra vertiente exaltadora de la madre patria Rus: el cine de fantasía de corte heroico.

Por este motivo hemos querido rescatar esta historia que nos ofrece uno de los directores más destacados dentro de este subgénero: Aleksander Ptushko.

            Gigantes, animales y personas con poderes sobrenaturales, enanos, espadas mágicas y dragones… se convertirán en el leitmotiv de este film que nos avanza de una forma casi profética el cine de “espada y brujería” que se desarrollará en las décadas posteriores. Pero a todos estos elementos “tipo” del subgénero tenemos que sumarle la genialidad del cine soviético de la época y el bien hacer de este cineasta; quien juega con ingredientes culturales y narrativos propiamente rusos, siendo interrumpida la acción -a veces- por canciones y números de folklore, una cierta sobreactuación de los actores y, sobretodo, un “caduco” mensaje político subyacente que puede abochornar incluso a los que nos consideramos muy de izquierdas.




Desde el punto de vista técnico lo que más llama la atención  es el uso del color, el tecnicolor hace acto de presencia de una forma muy sabia animando la historia como si se tratase de antiguos lacados rusos, los cuales están formados por composiciones decorativas bellísimas, exteriores de excepción, un vestuario muy acertado para tal representación épica… todo resaltado por un maquillaje, efectos especiales (recordemos que Ptushko era especialista en animación por stop-motion) y una banda sonora muy resultones para la época.
            

           Seguramente algunas canciones y actuaciones sobreactuadas estén de más en nuestra visión occidental de la historia… pero todas estas piezas correctamente ensambladas por Ptushko dentro de lo maravilloso y las curiosas composiciones de decorados y efectos visuales la hacen un espectáculo de disfrute obligado hoy en día.
Y es que realmente, cuando se trataba de este subgénero, en Mosfilm sabían lo que hacían… adelantándose, cómo ya hemos mencionado, más de 20 años a la corriente conocida como de “espada y brujería”, solamente por este motivo ya vale la pena ver “La espada y el dragón”. Así pues, animamos al lector-cinéfilo ávido de fantasía o curiosidad por los relatos populares rusos a realizar una urgente revisión de la filmografía de este autor dentro del patrimonio del fantástico. Seguro que no se arrepiente. 





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