Durante
la época soviética bien es conocido el florecimiento que se produjo de una
tipología muy concreta de cine: la ciencia ficción, pasando por alto muchas
veces la otra vertiente exaltadora de la madre patria Rus: el cine de fantasía
de corte heroico.
Por
este motivo hemos querido rescatar esta historia que nos ofrece uno de los
directores más destacados dentro de este subgénero: Aleksander Ptushko.
Gigantes, animales y personas con
poderes sobrenaturales, enanos, espadas mágicas y dragones… se convertirán en
el leitmotiv de este film que nos avanza de una forma casi
profética el cine de “espada y brujería” que se desarrollará en las décadas
posteriores. Pero a todos estos elementos “tipo” del subgénero tenemos que
sumarle la genialidad del cine soviético de la época y el bien hacer de este
cineasta; quien juega con ingredientes culturales y narrativos propiamente
rusos, siendo interrumpida la acción -a veces- por canciones y números de folklore,
una cierta sobreactuación de los actores y, sobretodo, un “caduco” mensaje
político subyacente que puede abochornar incluso a los que nos consideramos muy
de izquierdas.
Desde
el punto de vista técnico lo que más llama la atención es el uso del color, el tecnicolor hace acto
de presencia de una forma muy sabia animando la historia como si se tratase de
antiguos lacados rusos, los cuales están formados por composiciones decorativas
bellísimas, exteriores de excepción, un vestuario muy acertado para tal representación
épica… todo resaltado por un maquillaje, efectos especiales (recordemos que
Ptushko era especialista en animación por stop-motion) y una banda sonora muy
resultones para la época.
Seguramente algunas canciones y
actuaciones sobreactuadas estén de más en nuestra visión occidental de la
historia… pero todas estas piezas correctamente ensambladas por Ptushko dentro de
lo maravilloso y las curiosas composiciones de decorados y efectos visuales la
hacen un espectáculo de disfrute obligado hoy en día.
Y
es que realmente, cuando se trataba de este subgénero, en Mosfilm sabían lo que hacían… adelantándose, cómo ya hemos
mencionado, más de 20 años a la corriente conocida como de “espada y brujería”,
solamente por este motivo ya vale la pena ver “La espada y el dragón”. Así
pues, animamos al lector-cinéfilo ávido de fantasía o curiosidad por los relatos
populares rusos a realizar una urgente revisión de la filmografía de este autor
dentro del patrimonio del fantástico. Seguro que no se arrepiente.
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