Señoritas andando por la Gran Vía (Madrid) Andando sin rumbo, me pierdo por las calles del barrio. Una gran avenida, me da paso a callejuelas encantadoras, con un cierto toque infantil debido a los colores con que sus dueños han pintado las fachadas (verde, rojo, fucsia, amarillo...); coquetas plazas porticadas, donde unos niños intentan subir en patín entre los restos del mercado de la mañana; calles arboladas, que tapizan sus aceras de hojas púrpuras, verdes e incluso amarillas, parece que ya están preparadas para la eclosión primaveral. Estas vías no están tan pobladas como su hermana mayor, la que me ha invitado a pasar este distrito. Al contrario, las calles rebosan tranquilidad, e incluso cierta familiaridad. Sus gentes me miran, saben que soy forastero, pero su curiosidad pronto deja de ser ofensiva para convertirse en simple indiferencia. La misma que yo tengo hacia ellos, aunque para ser franco, mis ojos no dicen lo mismo, puest